La Aristocracia Obrera y el Beneficio del Nacionalismo Blanco de las Prisiones, no de las Corporaciones Privadas
Analizando el sistema de control social en los Estados Unidos, es imprescindible que sigamos la línea correcta. Actualmente, la posición de muchas personas es la de argumentar que el sistema de injusticia está basado en un “Complejo Industrial de Prisiones”, que nosotr@s en MIM(Prisons) rechazamos. Un nuevo informe, “Following the Money of Mass Incarceration” (Siguiendo el Dinero del Encarcelamiento Masivo) de Peter Wagner y Bernadette Rabuy, proporciona nuevas pruebas para apoyar nuestra posición.
Las prisiones generalmente son una red compleja de campos de concentración para semicolonias oprimidas, más que una industria económicamente rentable. De hecho, existen algunos beneficios que deben hacerse (y l@s capitalistas/imperialistas son buen@s encontrando sus nichos) pero, sobre todo, el propósito del sistema de injusticia hoy en día es el control de la población.
Tal y como Wagner y Rabuy señalan en su artículo: “En este primer informe, el primero de su tipo, descubrimos que el sistema de encarcelamiento masivo cuesta al gobierno y a las familias de las personas involucradas con la justicia al menos 182 mil millones de dólares al año”. Estos 182 mil millones de dólares incluyen los $374 millones de dólares en beneficios recibidos por la industria de la prisión privada. Los beneficios de est@s accionistas, que en número son poc@s, apenas y representan una empresa que genera beneficios de manera sistemática. De hecho, en el gráfico utilizado como resumen de su investigación, los autores tuvieron que hacer una excepción en el corte, en lo que respecta los sectores importantes del presupuesto para prisiones en los U.$., ¡para poder incluir a las prisiones privadas en éste!
¿Por qué estaría dispuesto el sistema imperialista a gastar casi 200 mil millones de dólares al año en la pérdida de una amplia mano de obra económica y consumidores? Por lo siguiente: “Muchas personas confinadas en rejas no trabajan y los sistemas penitenciarios de cuatro Estados no pagan nada” (1).
Tal y como Wagner señala en un artículo del 7 de octubre del 2015:
“Ahora, por supuesto, la influencia de las prisiones privadas variará de Estado en Estado y, de hecho, han presionado para mantener el encarcelamiento masivo; sin embargo, son mucho más influyentes los beneficios políticos que l@s funcionari@s elegid@s de ambos partidos han cosechado durante décadas por ser dur@s con la delincuencia, así como los miles de millones de dólares ganados por l@s emplead@s de las prisiones dirigidas por el gobierno y contratistas y vendedoræs privad@s”.“A l@s beneficiari@s de la generosidad de las prisiones públicas les encanta cuando las prisiones privadas toman toda la atención. Cuánto más centrado está el público en l@s propietari@s de las prisiones privadas, menos se cuestiona qué pasaría si el gobierno nacionalizara las prisiones privadas y dirigiera todas las instalaciones por sí mismo: De cualquier manera, aún tendríamos el sistema penitenciario más grande del mundo” (3).
L@s capitalistas no sacan beneficios económicos del supuesto “Complejo Industrial de Prisiones”, pero l@s polític@s se benefician con la obsesión de l@s estadounidenses blanc@s con la “delincuencia”. Teniendo esto en cuenta, descubrimos la verdad tras la enigmática frase de Wagner y Rabuy: “Para estar seguros, existen razones ideológicas y económicas para el encarcelamiento masivo y la sobrecriminalización” (1).
Ya hemos examinado las razones económicas (grupos de poder como las compañías de bonos de fianzas y los vendedores del comisariato están, obviamente, buscando sacar beneficio). Así que, ¿cuáles son las razones ideológicas?
Si observamos la población de las prisiones (ya sean públicas o privadas), podemos ver dónde gana impulso el encarcelamiento masivo. La gran mayoría de l@s prisioner@s son nuev@s african@s, chican@s y gente de las Primeras Naciones (aunque la mayoría de la población general es euroamericana). La cárcel no es un fraude de ingresos, sino un instrumento de control social. El factor motivador es la dominación, no la explotación.
Aunque si estamos siguiendo el dinero, entonces tenemos que observar cómo se desglosan los gastos. Wagner y Rabuy presentan la división de los costes de esta forma: costes judiciales y legales, costes policiales, decomiso de activos civiles, cargos de fianzas, costes del comisariato, cargos de llamadas telefónicas, “agencias de corrección pública” (como emplead@s públic@s o asistencia médica), costes de construcción, pagos de intereses y costes de comida e instalaciones.
Los autores resumen su metodología para llegar a sus estadísticas y admiten que “existen muchas cosas para las que no hay disponibles estadísticas nacionales ni manera sencilla de desarrollar una cifra nacional a partir de los datos limitados estatales y locales” (1). A pesar de dichas debilidades obvias para obtener datos concretos fiables, sobresale el análisis abrumador.
Wagner y Rabuy hablan sobre la industria de la prisión privada al final de su artículo. Ahí, escriben:
“Para ilustrar tanto la escala de la industria de la prisión privada como el hecho clave de que esta industria funciona bajo contrato para agencias del gobierno (en vez de arrestar, procesar, condenar y encarcelar personas por sí mismas), expusimos a estas compañías como un subconjunto del sistema público penitenciario” (1).
Tal y como se discutió en “MIM(Prisons) sobre la Economía de las Prisiones de EE UU,”si el trabajo penitenciario fuera una mina de oro para especuladoræs privad@s, entonces veríamos corporaciones de todo tipo dirigiendo el camino para más prisiones” (2).
Teniendo esto en cuenta, el gobierno utiliza el sistema de injusticia en Estados Unidos y las prisiones (tanto públicas como privadas) para oprimir a las minorías nacionales. Y l@s estadounidenses blanc@s, que se alínean en formación con emoción cuando polític@s racistas como Donald Trump continúan siendo “dur@s con la delincuencia”, premian al gobierno con entusiasmo y renovado vigor.
El MIM Thought (Pensamiento de MIM) hace hincapié en el imperialismo, tanto dentro como fuera de Estados “Ofidios” (Unidos). La red de prisiones no es una excepción: en este caso el imperialismo funciona como método de control para l@s estadounidenses de las naciones oprimidas. Como las estadísticas de Wagner y Rabuy demuestran claramente, no existe un “Complejo Industrial de Prisiones”, existe un intento sistemático de destruir individuos, comunidades y naciones (4).